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La gallina piñeira es una gallina caracterizada por el dimorfismo sexual: los machos y las hembras no tienen el mismo color. Esta particularidad indica que se trata de una raza muy antigua. Este fenómeno es común entre las gallináceas salvajes, en las que el macho suele presentar una librea muy vistosa, mientras que la hembra, por lo general es mimética con el entorno, para no ser vista. Por esta razón, a este color del gallo se le denomina “capa salvaje”. El gallo muestra un color que podríamos definir como el del gallo de Barcelos portugués, pecho y vientre negros con reflejos tornasolados, cuello y dorso granate brillante y cola de plumas muy destacadas y negras como el pecho, patas amarillas y ojos anaranjados. La cresta de este gallo es la denominada “en nuez”, que aparece como una masa sobre la cabeza, sin picos ni otras ramificaciones. En la gallina, la cresta es de muy pequeño tamaño. La gallina, tiene un plumaje “de camuflaje”, aperdizado por el dorso, pecho y vientre, y una esclavina (las plumas que cubren el cuello) de color dorado con manchas negras. Existen tres variedades: la aperdigada que se ha descrito, la asalmonada o salvaje, que es igual pero con el pecho de color salmón y la blanca. En los dos primeros casos, el macho es igual para ambas variedades; en la variedad blanca, ambos, macho y hembra son blancos.

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